Tuesday, March 18
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China sentences ex-football coach Li Tie to prison for bribery

Li Tie, quien dirigía anteriormente al equipo nacional masculino de fútbol de China, ha recibido una condena de 20 años de cárcel por su participación en sobornos y corrupción, según informan medios estatales chinos. Este caso de alto perfil se enmarca en la campaña anti-corrupción del Presidente Xi Jinping, que ha abarcado diferentes sectores como los deportes, la banca y las fuerzas armadas. A principios de este año, Li admitió haber recibido y ofrecido sobornos, además de haber estado implicado en arreglos de partidos.

Li Tie, the former head coach of China’s national men’s football team, has been sentenced to 20 years in prison for his involvement in bribery and corruption, according to Chinese state media. The high-profile case is part of President Xi Jinping’s ongoing anti-corruption drive, which has targeted various sectors, including sports, banking, and the military. Li confessed earlier this year to accepting and offering bribes, as well as engaging in match-fixing.

Li, who once played professionally for Everton in the English Premier League and represented China at the country’s only FIFA World Cup appearance in 2002, admitted to receiving over $16 million in bribes. The offenses occurred between 2015, when he was an assistant coach at Hebei China Fortune Club, and 2021, the year he stepped down as the national team’s head coach. In exchange for these payments, Li allegedly used his influence to select certain players for the national team and help football clubs secure victories.

This latest scandal has cast a shadow over China’s ambitious plans to transform itself into a powerhouse in global football. Li’s sentencing follows the imprisonment of several other prominent figures in Chinese football, including Chen Xuyuan, the former president of the Chinese Football Association (CFA), who was sentenced to life imprisonment earlier this year for accepting $11 million in bribes.

La carrera de Li Tie representa una caída drástica desde la gracia. En su día, fue aclamado como uno de los futbolistas más destacados de China, acumulando 92 partidos con la selección nacional, y se convirtió en un símbolo de esperanza para el fútbol chino. Sin embargo, su periodo como entrenador estuvo empañado por acusaciones de corrupción y favoritismo. En marzo, Li confesó públicamente su culpabilidad durante un documental sobre anticorrupción emitido por la televisora estatal CCTV, pidiendo disculpas por sus actos.

“Lamento profundamente mis decisiones”, expresó Li durante la transmisión. “En ese momento, algunas prácticas en el fútbol parecían ser normales, pero debería haberme mantenido en un estándar más elevado”.

Aunque la disculpa de Li fue ampliamente difundida, hizo poco para calmar la indignación pública. Las revelaciones sobre corrupción en el deporte han debilitado aún más la confianza en el fútbol chino, que ha enfrentado problemas sistémicos durante mucho tiempo, como bajo rendimiento a nivel internacional y falta de desarrollo a nivel base.

Implicaciones más amplias para el fútbol chino

La condena de Li es parte de una campaña más amplia de lucha contra la corrupción que ha atrapado a numerosos funcionarios y jugadores dentro del ecosistema del fútbol chino. A principios de esta semana, tres exfuncionarios de la CFA también fueron sentenciados a prisión por sobornos, sumándose a una lista creciente de detenciones e investigaciones que han sacudido el deporte.

La represión ocurre mientras China sigue esforzándose por mejorar su posición en el fútbol mundial. El Presidente Xi Jinping ha manifestado anteriormente su deseo de que China no solo clasifique para otro Mundial, sino que algún día organice y gane el torneo. Sin embargo, los escándalos de corrupción han asestado un golpe significativo a estas aspiraciones, debilitando los esfuerzos por profesionalizar y desarrollar el deporte.

El fútbol en China ha sido testigo de campañas anticorrupción similares en el pasado. En 2010, varios jugadores, árbitros y funcionarios fueron encarcelados por arreglo de partidos y otras actividades ilícitas en una ofensiva liderada por el entonces Vicepresidente Xi Jinping. Aunque esa campaña se consideró un punto de inflexión, la reaparición de escándalos de corrupción revela los desafíos profundamente arraigados que enfrenta el fútbol chino.

Rowan Simons, autor de Bamboo Goalposts

, un libro sobre el desarrollo del fútbol a nivel base en China, ha señalado que la actual ofensiva tiene una similitud notable con la de 2010. “La única diferencia ahora es la enorme cantidad de dinero involucrado”, comentó Simons en una entrevista con BBC Chinese. A pesar de la mayor inversión financiera en el fútbol durante la última década, los problemas sistémicos persisten, lo que hace que sea difícil lograr una reforma significativa.

El impacto de la corrupción en el deporte

Los escándalos han revelado cómo la corrupción ha debilitado el desarrollo del fútbol en China. Los esquemas de soborno descritos en el caso de Li ilustran hasta qué punto el beneficio personal ha prevalecido sobre el mérito y la competencia justa. Al aceptar sobornos para seleccionar a ciertos jugadores e influir en los resultados de los partidos, Li y sus asociados pusieron en riesgo la integridad del deporte, disminuyendo aún más la confianza del público en su futuro.

Las revelaciones también señalan problemas estructurales más amplios dentro del fútbol chino. A pesar de las considerables inversiones en infraestructura, academias juveniles y contratación de talento extranjero para entrenadores, el deporte no ha logrado ofrecer resultados. El equipo nacional de China ha tenido dificultades para competir a nivel internacional, y las ligas locales han enfrentado desafíos como la inestabilidad financiera y la disminución del interés de los aficionados.

The revelations also point to broader structural issues within Chinese football. Despite significant investments in infrastructure, youth academies, and foreign coaching talent, the sport has failed to deliver results. China’s national team has struggled to compete internationally, and domestic leagues have faced challenges such as financial instability and declining fan engagement.

La visión futbolística del presidente Xi

Las ambiciones del presidente Xi Jinping para el fútbol chino han sido un pilar fundamental de su visión más amplia sobre la influencia global de China. Desde 2011, ha delineado sus “tres deseos” para el deporte: que China vuelva a clasificarse para la Copa del Mundo, que aloje el torneo, y eventualmente, ganarlo. Estos objetivos han impulsado una inversión masiva en infraestructura futbolística y desarrollo de talento, con gobiernos locales y empresas privadas inyectando miles de millones en el deporte.

Sin embargo, los escándalos de corrupción han puesto de manifiesto la desconexión entre estas elevadas ambiciones y las realidades sobre el terreno. Aunque China ha avanzado en la construcción de estadios de última generación y en la atracción de jugadores y entrenadores extranjeros de renombre, la falta de transparencia y responsabilidad dentro del sistema ha obstaculizado el progreso.

Las condenas de figuras como Li Tie y Chen Xuyuan constituyen un revés significativo para la visión de Xi. También plantean interrogantes sobre si la campaña actual contra la corrupción puede lograr un cambio duradero o si simplemente dará lugar a un nuevo ciclo de escándalos en el futuro.

Un problema recurrente

La repetición de escándalos de corrupción en el fútbol chino sugiere que los problemas subyacentes son más profundos que la mala conducta individual. Los expertos sostienen que se necesita una reforma sistémica para abordar los problemas estructurales que han permitido que la corrupción prospere. Esto incluye mejorar la gobernanza dentro de la CFA, aumentar la transparencia en la selección de jugadores y en el arbitraje de los partidos, y fomentar una cultura de responsabilidad.

The recurrence of corruption scandals in Chinese football suggests that the underlying issues run deeper than individual misconduct. Experts argue that systemic reform is needed to address the structural problems that have allowed corruption to thrive. This includes improving governance within the CFA, increasing transparency in player selection and match officiating, and fostering a culture of accountability.

El camino por delante

La sentencia de Li Tie marca un momento crucial para el fútbol chino, mientras el deporte lidia con las secuelas de los escándalos de corrupción. Para muchos, el caso actúa como un claro recordatorio de los desafíos que enfrenta el fútbol chino en su esfuerzo por alcanzar sus elevadas ambiciones. Aunque la campaña anti-corrupción ha puesto de relieve el compromiso del gobierno para erradicar las malas conductas, también enfatiza la necesidad de reformas más profundas y sistémicas.

El camino a seguir necesitará más que condenas de alto perfil. Para reconstruir la confianza y fomentar un progreso genuino, el fútbol chino debe abordar los problemas estructurales que han permitido que la corrupción prospere. Esto incluye invertir en el desarrollo a nivel base, asegurar una competencia justa y crear un marco de gobernanza transparente y responsable.

The path forward will require more than just high-profile convictions. To rebuild trust and foster genuine progress, Chinese football must address the structural issues that have allowed corruption to flourish. This includes investing in grassroots development, ensuring fair competition, and creating a transparent and accountable governance framework.

As China reflects on the lessons from Li Tie’s case, the hope is that this moment of reckoning will pave the way for a brighter future for Chinese football. However, achieving this vision will require sustained effort, not only from government officials but also from players, coaches, and fans who share a common goal of elevating the sport to new heights. Whether China can overcome these challenges and realize its football aspirations remains to be seen, but the journey ahead will undoubtedly be a difficult one.